martes, 30 de octubre de 2007

PRIMERA EXCURSIÓN SOSTENIBLE A LA ESTEPA!!!

Los días 27 y 28 de Octubre sirvieron de excusa para llevar a cabo la primera excursión bicitrenera del presente curso militante 2007-2008. La Comarca de Monegros fue el lugar elegido para mostrar que existe otra forma de viajar respetuosa con el planeta. Esta es la crónica del acontecimiento.

Con cierto retraso salieron los aguerridos excursionistas de la Plaza Tenerías en dirección a los territorios esteparios de la Comarca de Monegros. Tras enlazar con el último de los convocados –vestido especialmente para la ocasión- y solucionar los complicados problemas técnicos que el mecanismo de cambio de plato de otro de los participantes, se dirigió la alegre muchachada a aprovisionarse de la comida necesaria para afrontar la travesía. Después de adquirir algo de vino, madalenas, pates, queso y otras excepcionales viandas, se tomó rumbo a Villamayor, donde un temprano descanso ofreció las primeras conversaciones a la sombra de un café. Para no demorarse en exceso, se decidió salir hacia el pueblo de Farlete, objetivo secundario para ese primer día de viaje. La ascensión a la ermita de San Caprasio se presumía iba a ser muy fácil una vez en la población, aunque no fue así finalmente.

En Farlete no se perdió la ocasión de entablar relaciones con los simpáticos lugareños. También se disfruto de interesantes partidas de pocha y mus. La tarde se había ido con la misma rapidez con la que había llegado y cuando quisimos darnos cuenta el Sol había desaparecido tras la línea del horizonte. La ascensión a las cuevas se haría a la luz de una luna tan hermosa como imponente. Ésta fue más dura de lo que se supuso en un principio ya que la distancia resultó ser mayor. Sin embargo, la alegre muchachada supo sobreponerse a las circunstancias y alcanzar su objetivo sin grandes complicaciones, instalándose en las cuevas. Una cena en común aderezada con caldos de la tierra y la posterior sobremesa concluyeron el primer día de viaje.

Muy temprano, los inquietos cicloturistas se vieron sorprendidos por los facciosos –alertados a tiempo por dos de sus compañeros- que ya ascendían por la sierra para pillarlos desprevenidos. Tras vestirse, recoger y desayunar, se decidió acudir a Alcubierre y, una vez allí, decidir si se regresaba a Zaragoza en bicicleta o se acudía a Grañén a coger el tren. A lo largo del recorrido los expedicionarios fueron sobresaltados una y otra vez por lugareños montados en bestias ruidosas con patas de caucho y que exhalaban un nauseabundo humo negro. Nada pudo romper con la armonía que los ciclistas desprendían a cada pedalada y poco tiempo después estos llegaban a Alcubierre. Un descanso en el bar Normandía sirvió para reponer fuerzas de cara a las últimas rectas de la ruta.

Sólo quedaban por delante las poblaciones de Robres y Grañén. En la primera de ellas se decidió parar a almorzar y los expedicionarios hicieron buena cuenta de hermosos platos de huevos fritos aderezados con complementos varios y bien regados por la cerveza y el vino de la tierra. Sin dar tiempo a que la pesadez evitara un final de viaje acorde con lo que había sido toda la excursión se pedalearon los doce kilómetros entre Robres y Grañén por un bello paisaje algo más húmedo que el anterior para terminar en la estación de tren de la última población. No hubo problemas para subir nuestras monturas al ingenio de acero y en apenas una hora desandábamos lo recorrido durante un día y medio. El viaje se dio por concluido en la estación de trenes de Delicias. Sin duda alguna, los buenos momentos vividos invitaran a realizar más expediciones de este tipo.

No hay comentarios: